miércoles, 28 de enero de 2009

reflexionando

Trabajando en “lo social”, poniendo parches a un sistema generador de precariedad y violencia, remendando realidades personales y enfrentándonos a una estructura multiplicadora de estas mismas situaciones, ¿es posible ser crítico con el sistema?¿No somos acaso una pieza más del mismo?¿No estaremos perpetuándolo?

Pero, “lo social”, ¿Cuánto abarca?. La intervención con menores, con migrantes, con drogodependientes, en definitiva, con los sectores más vulnerables. Pero también, las ONG´s, la cooperación al desarrollo, la ayuda humanitaria,… ¿no son, a su vez, parte perpetuadora de este sistema?

¿No deberíamos, quizá, otorgarle otra función a “lo social”?¿centrarnos en mayor medida en denunciar situaciones, en mantener un actitud crítica con el fin de cambiar la estructura, en exigir, en transformar?. Por supuesto, pero también hay un mientras tanto. Pues además de denunciar hay que intervenir, hay que mandar alimentos, en el caso de la ayuda humanitaria y hay que estar ahí, apoyando a los chavales, en el caso que nos compete.

Y es por ello que ha pesar de sonar contradictorio, creemos que se puede trabajar en lo social y ser crítico con el sistema. Del mismo modo que los que dedican su vida a luchar por transformar el sistema, por mejorarlo o destruirlo, se enfrentarán en su día a día a mil y una contradicciones al combatir un sistema del que forman parte.

Y es por ello que, quizá, todas las partes sean necesarias, las de denuncia y las de intervención directa. Y que quede absolutamente claro que no es esto, la discrepancia, lo que criticamos. Es el como esta se forma y se ejecuta, sin contrastar, desinformando, manipulando, criminalizando un contexto que ni entienden ni están dispuestos a intentar comprender. Encerrado no se educa, palabra de Dios. Amén.

domingo, 25 de enero de 2009

Conductas agresivas en la infancia

Paco y Manolo, que se preocupan por leer acerca de lo que les compete, os ofrecen este interesante texto muy próximo a nuestra realidad diaria.

Conductas agresivas en al Infancia
Modificado el sábado, 11 de agosto de 2007
Conductas Agresivas en al Infancia
Dr Eduardo Hernández González.
Pediatra y Psicoterapeuta Conductual Infantil.
Caracas Venezuela
Staff de Zona Pediatrica
La familia constituye el lugar por excelencia en donde los niños aprenden a comportarse consigo mismos y con los
demás, es decir es un agente de socialización infantil. Es la agresividad, una de las formas de conducta que se
aprenden en el hogar, y en donde las relaciones intrafamiliares ejercen una influencia en su generación y mantenimiento.
Cuando los niños exhiben conductas agresivas en su infancia y crecen con ellas formando parte de su repertorio
conductual, se convierten en adolescentes y adultos con serios problemas de interrelación personal, que pueden generar
conductas antisociales, alcoholismo, dificultades en la adaptación al trabajo y a la familia, y en el peor de los casos llegan
a exhibir una conducta criminal y a sufrir afectación psiquiátrica grave.
¿Qué entendemos por Conducta?.
Podemos definirla como: modo de actuar de un individuo, observable, medible y modificable.
Por Conducta Agresiva entendemos, un modo de actuar de los niños caracterizada por:
1) Accesos de cólera.
2) Actos de desobediencia ante la autoridad y las normas del hogar.
3) Amenazas verbales.
4) Daños a cosas materiales.
5) Deterioros en la actividad social y académica por episodios de rabias.
6) Discusiones con los hermanos, con los padres y otros integrantes de la familia.
7) Gritos.
8) Molestar a otros integrantes de la familia.
9) Mostrarse iracundo o resentido.
10) Pleitos.
Todas estas características deben presentarse en una frecuencia, intensidad y duración adecuados para pensar se trate
de un patrón conductual.
Algunas características casi universales del comportamiento agresivo son:
· Altamente impulsivos.
· Relativamente refractarios a los efectos de la experiencia para modificar su conducta problema.
· Carencia de habilidad para demorar la gratificación.
· Baja tolerancia a las frustraciones.
Etiología de la conducta agresiva:
Las teorías sobre las causas de la agresión son múltiples, van desde:
1- Considerar la presencia de factores biológicos en el origen de estas conductas. Se apoyan en tres investigaciones: a)
una disfunción de los mecanismos inhibitorios del sistema nervioso central; b) el surgimiento de una emocionalidad
diferente; y c) efectos de los andrógenos sobre la conducta de los humanos.
2- Las teorías psicodinámicas, que consideran que existen factores innatos en el individuo que lo llevan a presentar una
conducta agresiva. Es una búsqueda de placer, es un instinto primario (destrucción o muerte).
3- Las teorías del aprendizaje, que son las que abordaremos en este tema.
Numerosas teorías psicológicas plantean que la agresión, es un patrón de respuestas adquiridas en función de determinados
estímulos ambientales (familiares) según una variedad de procedimientos; algunos de ellos son:
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· La agresión adquirida por condicionamiento clásico por el uso de los premios y castigos como moldeadores de la
conducta. Ellis (1986).
· La agresión adquirida por aprendizaje social a través de la observación. Bandura (1986)
· La teoría de Aprendizaje de Skiner (1952), que evidencia que la agresión es adquirida por condicionamiento operante.
· Maslow (1964) da a la agresión un origen cultural y dice que surge como “una reacción ante la frustración de las
necesidades biológicas o ante la incapacidad de satisfacerlas”.
· Mussen y otros (1990), sostienen que la agresión es el resultado de prácticas de socialización en el seno familiar y que
los niños que emiten conductas agresivas, provienen de hogares donde la agresión es exhibida libremente, existe una
disciplina inconsistente o un uso errático del castigo.
La mayoría de los padres han aprendido a desempeñar su rol a través de la observación de su propia crianza, es por ello
una generalidad que se repitan los mismos patrones de crianzas que sus padres usaron con ellos, y que en el sistema
cultural venezolano se ha basado en el sexismo, el machismo y el autoritarismo. Términos éstos que generan una gran
cantidad de errores de concepto y que la misma evolución social venezolana se ha encargado de modificar en el tiempo,
pero que sin embargo siguen causando estragos en la propia estructura social venezolana.
Como parte del proceso de socialización, los padres necesitan estar conscientes de la influencia que ellos ejercen sobre
sus hijos a través de su ejemplo, lo cual según el aprendizaje social nos dice que los niños aprenden formas de
comportarse en base al comportamiento de sus padres.
Partiendo de la premisa que las conductas agresivas tienen su origen y mantenimiento en el seno familiar, el Centro de
Investigaciones Psiquiátricas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela, de corriente cognitivo conductual, ha elaborado
una serie de recomendaciones para obtener un buen estilo de crianza y educación de los hijos, estas son:
1-La comunicación frecuente y satisfactoria entre padres e hijos.
2-Incentivar la colaboración mutua entre todos los integrantes del hogar.
3-Demostraciones efectivas de afecto.
4.La reunión familiar para establecer las normas, dar y recibir afecto y compartir.
5-Estimular la confianza.
6-Propiciar la asertividad.
7-Tomar en cuenta la recreación como parte de la vida.
8-Establecer en el hogar de forma clara y precisa, los deberes y derechos de cada uno de los integrantes de la familia y
exponer la responsabilidad de asumir las consecuencias de los actos cometidos.
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9-Aplicar de forma adecuada el binomio afecto-autoridad.
Si pese a lo antes descrito, el niño (en especial el preescolar), emite conductas agresivas, las siguientes indicaciones
ofrecen sugerencias para manejar estas conductas:
· Un niño debe aprender que una conducta agresiva de cualquier tipo es inaceptable.
· Es un error responder con agresión a la conducta agresiva de un niño.
· En el momento que su niño emita una conducta agresiva, llévelo a un rincón de la habitación y explíquele simple y
firmemente que no le está permitido golpear, morder, patear, etc.
· Evite utilizar expresiones en contra del niño, tales como “eres malo, malvado, insoportable”, etc.
· Refuerce positivamente cuando se comporte en forma correcta y amable con los demás.
· Preste especial atención a su conducta en situaciones grupales, y esté listo para intervenir en caso necesario.
Si estas conductas aumentan en frecuencia y se mantienen en el tiempo, alterando en buen funcionamiento del
pequeño y su familia, entonces es hora de acudir a una ayuda especializada.
Apoyándonos en diferentes autores como Bianco (1991), Coleman (1996), Kasdin (1989), Moles (1991), Satir (1991),
se propone el siguiente plan de tratamiento de las conductas agresivas en niños:
1-Diagnóstico preciso y evaluación eficiente de la conducta agresiva.
A través de una buena historia clínica, es importante realizar una etiología conductual de la conducta agresiva, y una
definición operativa de la misma. Con el diagnóstico preciso se planifica el tratamiento a seguir.
2-Terapia de la Conducta Infantil.
Orientada específicamente hacia la conducta problema y su tratamiento, aplicando técnicas de modificación conductual.
3-Terapia Familiar.
Durante este proceso, el terapeuta evaluará a la familia en relación a: la comunicación, las relaciones familiares, las
estructuras de poder, el binomio autoridad-afecto, etc.
4-Entrenamiento a los padres.
Se procede a entrenar a los padres como generadores de conductas en sus hijos, en técnicas de aplicación de castigos,
reforzamiento, modelamiento etc.
5-Terapia Cognitiva
A través de la intervención de los procesos cognitivos (pensamientos) del niño, se aclaran conceptos, se tumban mitos,
se incluyen visualizaciones, programación neurolingüística, etc.
Para concluir podemos decir que la agresividad es una conducta no operativa, que trae consecuencias a corto y largo
plazo para quien la emite y para quienes lo rodean, pudiendo llegar a convertirse en una manera de comportarse, como
forma general de cotidianidad y desencadenar sucesos realmente lamentables para todos los involucrados. Además la
familia y sus relaciones surgen como generadora de las conductas agresivas de los niños.
Dr Eduardo Hernández González.
Pediatra y Psicoterapeuta Conductual Infantil.
Caracas Venezuela

martes, 13 de enero de 2009

Carta de un padre

-Bueno Paco, parece que esto de ir explicando en que consiste nuestro trabajo está generando que otras voces, que antes no tenían donde, se expresen y den opiniones.

-Pues sí Manolo, y no solamente los trabajadores...

-Es, cuanto menos, curioso lo de la otra page: rigurosidad y necesidad de confirmación cuando la información no les conviene Vs total legitimación y publicación a bombo y platillo cuando esta los beneficia.

-Cierto es Manolo. Pero los iluminados siempre buscan el mayor número de luces para su causa... pero nunca tanta luz trajo tan poca claridad.

-... y entonces, ¿que es lo que nos cuentan?

-Aquí lo tienes, Manolo, aquí lo tienes:



-Os mando lo que he escrito para la web centrosdemenores.com . os lo mando porque allí tienen moderación de comentarios y no lo publican , para que no caiga en saco roto aquí os lo dejo .
un saludo



Carta de un padre con un hijo en Picón.

Cuando leo vuestro blog me sorprendo de las acusaciones que haceís hacia el centro donde se encuentra mi hijo , yo tengo la guarda la cual podría yo retirar de forma voluntaria en el momento en yo quiera.
Os escribo para que sepaís que las cosas no son como os cuentan , mi hijo tenia muchos problemas antes de entrar en el centro Picón frecuentando pandillas de ideologías extremas así como manteniendo una prematura relación con las drogas.
Ya desbordado junto mi mujer pedimos ayuda y tras agotar innumerables recursos (pisos tutelados , hostales , etc) mi hijo cada vez estaba peor , sin que ninguna intervención tuviera efecto en su conducta , llegando incluso a estar en peligro su integridad física .
cuando mi hijo entro en Picón también decía que era un infierno , hablándome de maltratos mas psiquicos y de las famosas contenciones, yo asustado y preocupado me informe y acudí semanalmente a visitar a mi hijo con el cual tenía saliudas de dos horas solos por Paracuellos , en estas mi hijo me decía que se quería ir , no obstante cada vez su compprtamiento era mejor mostrando gran cariño por los educadores del centro y motivación por su futuro mostrando por primera vez preocupación en este , incluso tenía (para mi lo más importante ) respeto por si mismo y hacía los demás .
Un día desafortunadamente estando en la puerta del centro vi una agitación de un menor de color de unos 1,80 y de unos 80 kilos de peso , este menor estaba muy nervioso por un problema con otro menor hasta el punto de coger un extintor intentando agredir con él a todo el que pasaba , estaba desencajado con una ataque de ira que me recordaba a los de mi chico ,en ese momento apareció el coordinador de tarde A. que cruzó con el dos palabras y el chico soltó el extintor y se fundió en un abrazo con el coordinador llorando y explicándole lo que había pasado. En ese momento me quede sorprendido de la fabulosa intervención del equipo educativo , quedándome tranquilo ya que con un par de profesionales como ese mi chico saldría adelante (eso junto a las intervenciones por parte de la psicóloga , la cual trabaja mucho conmigo y mi mujer).
solo escribo esto para que la gente sepa lo agradecido que le estoy a los profesionales de picón , y a los gestores de esta web decirles que no tengo problema en contactar con vosotros, y daros otra visión , compartida por muchos más familiares.

Espero que la publiqueís en vuestra página de todas formas también la publicaré en otra paginas .

También comentaros a todos que varios padres y tutores de internos en este centro hemos mandado una carta a los responsables del IMMF agradeciendo la labor de los profesionales del centro Picón de Jarama

lunes, 5 de enero de 2009

Nuestro trabajo:capítulo I

HABITACIONES Y SALA DE REFLEXIÓN

Teniendo en cuenta como se están dando algunas informaciones empezaremos a explicarnos desde el principio. Nunca pensamos ni Manolo ni yo que esto fuera necesario pero para disipar cualquier tipo de duda creemos conveniente hacerlo así.

Nuestros chavales viven en habitaciones como la mayoría de las personas en esta parte del mundo. Esto es, cuatro paredes, un techo, una ventana con sus cortinas y todo, un lugar para dejar la ropa y las pertenencias, una mesa, una puerta y la cama. Algunas de estas son compartidas y otras individuales. La llave, en efecto, se echa desde fuera. Y es que dados los perfiles con los que intervenimos sería del todo imprudente imposibilitar una intervención en caso de ser necesario. Cualquiera que trabaje con sectores de riesgo es capaz de comprender esto sin más explicación. Por otro lado, las puertas sólo las cerramos previa autorización de la dirección o porque los propios chavales lo solicitan.

Estas habitaciones varían en función del proceso del chaval, por lo que aquellos que demuestran una mayor autonomía van adquiriendo con ello habitaciones más “normalizadas”, es decir, todo tipo de objetos materiales (mesilla de noche, cassette, marcos para fotografías, etc…) con los que se pretende reforzar las conductas adquiridas o modificadas, mientras que para los que llevan menos tiempo o para aquellos que la presencia de estos objetos puede suponer, por el momento, un peligro para su propia integridad o la de sus compañeros, la habitación es más diáfana y los objetos están más limitados.

Además de sus habitaciones, el centro cuenta con otros espacios con una mayor contención física denominados salas de reflexión. Las mismas, son una herramienta de intervención, pero no están consideradas como una herramienta educativa. Nos explicamos. Estas salas son habitaciones del todo diáfanas con una ventana y una puerta, de tamaño similar a las habitaciones donde residen. El uso de estas salas está rigurosamente protocolorizado y únicamente la dirección del centro autoriza la entrada de un chaval en estas instalaciones. Esto se produce cuando los mecanismos educativos de intervención han sido agotados y el chaval muestra un grado de agitación constante y una agresividad potencialmente peligrosa, con lo que puede suponer un peligro para el mismo o para alguna de las personas que se relacionan con él, trabajadores o sus propios compañeros. No estamos hablando pues de un tono de voz elevado e irrespetuoso, tampoco de uno, varios o quinientos insultos, de amenazas verbales u oposicionismo reiterado, ya que para todas estas situaciones la intervención se puede plantear desde un enfoque pedagógico. Estamos hablando de situaciones de violencia explícita.
El tiempo de estancia en dicha sala siempre es el mínimo posible, tratando de incorporar gradualmente al menor a la cotidianeidad del resto de compañeros y facilitando materiales educativos (libros, textos, ejercicios,…) procurando que los mismos mantengan una relación con la causa que ha generado ingreso en dicha sala. Los tiempos mínimos de permanencia fuera de la sala son de dos horas por la mañana y dos horas por la tarde procurando que las actividades realizadas sean al aire libre. A pesar de que el periodo especificado en el protocolo es algo más extendido, en la mayoría de ocasiones que se hace uso de esta sala los periodos utilizados oscilan entre 12 y 24 horas, generalmente suficientes para que el chaval rebaje su nivel de agitación lo suficiente como para reencontrarse con su grupo de compañeros.